Cuba te Cuenta

La Cumbre de Lima y Cuba

Las Cumbres de las Américas constituyen los cónclaves en los que no solo se reúnen los jefes de Estados, ministros, y demás diplomáticos de los países que conforman nuestra América; sino que alrededor de la cita concurren actores sociales para analizar las distintas realidades, perspectivas, y proyecciones futuras de la región. Es la oportunidad que tienen los mandatarios de interactuar con las ideas de otros colegas del área; así como de llevarse opiniones de la población que representan y que constituyen sus sociedades civiles.

En el caso de la Cumbre que ha organizado la República del Perú, se han podido apreciar algunas confrontaciones entre delegaciones acreditadas que han llegado incluso a sabotear y a ofender la imagen pública del mismísimo Secretario General de la Organización de Estados Americanos (OEA), el señor Luis Almagro; lo que dista de toda diplomacia, respeto, profesionalidad, y madurez de un delegado. Hasta ese punto llegó la delegación oficial cubana que representa a “todo el pueblo cubano”.  No quisiera imaginar qué pensaron nuestros ciudadanos en la isla ante semejante acto de irrespeto y vulgaridad. Parecía el espacio del foro ministerial «una tribuna abierta o una marcha anti-imperialista» de las que el actual gobierno acostumbra a realizar en la isla; y no un diálogo respetuoso y protocolar como se esperaba que fuese. Pero, caben realizarse las siguientes preguntas: ¿cómo ha podido ocurrir esto?; ¿por qué ante la experiencia de lo sucedido en Panamá se vuelve a invitar a la delegación irrespetuosa, saboteadora y pandillera de Cuba? La respuesta es sencilla; porque el gobierno de Cuba posee la capacidad diplomática de justificarlo todo, lo que no quiere decir que sus justificaciones sean del agrado de muchos. Y porque teme a un diálogo entre sus dos posturas sociales.

Resultado; la confrontación entre delegados de un mismo país (su sociedad civil reconocida, por un lado; y su sociedad civil independiente y apagada de todo derecho a expresión y asociación libre y democrática, por el otro). ¿Acaso es que temen conversar sobre la situación real que vive nuestro pueblo días a día? ¿Por qué rehúsan de la oportunidad de construir un país más justo y económicamente próspero que genere bienestar a todos los cubanos? Esas y muchas preguntas no encontrarán nunca una respuesta ante la testarudez y la falta de visión de «los representantes del deseo del pueblo cubano». En realidad lo que sucede es que el gobierno cubano no desea reconocer la existencia de una oposición pacífica, porque sabe que si el pueblo escucha las propuestas y las ideas de democracia y justicia verdadera que nosotros proponemos, fracasará la farsa de más de 6 décadas de Revolución Comunista.

En su lugar, prefieren sabotear reuniones de alto nivel, desconociendo a los actores sociales que forman parte de la sociedad cubana, al igual que ellos, y que estamos dispuestos a luchar en pro de la democracia y la justicia verdadera de la nación. Les es más cómodo y fácil crear ambientes tensos donde se genere la incertidumbre y donde se propicie la victimización. Con qué moral entonces el gobierno de La Habana se para en la arena internacional a hablar de diálogos pacíficos; y firman tratados regionales donde declaran a América Latina y el Caribe como zona de paz. Yo estoy seguro que la sociedad civil independiente de Cuba, de conjunto con estos otros actores sociales de la isla, hubiésemos generado muy buenos debates; porque lo más importante es Cuba y no quién está detrás del batón presidencial.

Que hubiera habido opiniones contrapuestas, sí; porque en las crisis se generan las mayores ideas. Que no se estuviese de acuerdo con unas cuantas ideas, claro; porque somos seres sociales y no tenemos que pensar todos iguales. Pero que se sabotee una conversación, que no es solo de Cuba, sino de toda la región; donde se iban a exponer distintas miradas, experiencias de trabajo y de actuar social para con nuestros pueblos; que se insulte a compatriotas y amigos; que se desvalorice un ideal de justicia social, eso sí que es imperdonable. Reflexionemos.

Iván Torres

Licenciado en Psicología General por la Universidad de Oriente de
Santiago de Cuba, investigador y director ejecutivo de la Plataforma
Social Juventud Activa Cuba Unida (Jacu), activista-defensor de los
derechos humanos, editor del portal web Cuba te Cuenta y becario de
Aulas Abiertas, proyecto impulsado por el Instituto Político para la
Libertad, que facilita el diálogo, la participación y la capacitación de
jóvenes y activistas de la sociedad civil cubana.

En el 2019, participó del Foro de Juventudes de América Latina y el
Caribe 2030: “Construyendo un presente distinto”, que se realizó en la
sede de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe
(CEPAL), en Santiago de Chile. Ese mismo año, organizó en La
Habana el Diálogo Nacional de la Juventud Cubana rumbo a la 49
Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA).

En el 2017, participó como panelista del “Foro de Liderazgo Juvenil de
América Latina y el Caribe: Educación, Emprendimiento y Oportunidades
Económicas para los Jóvenes”, que organizó el Young Americas
Business Trust (YABT) en Washington, D.C.

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