Desde 1959, los cubanos se han visto obligados a resistir una dictadura que no da tregua ni respeta los derechos elementales de cualquier sociedad. Muchos luchan y hasta mueren por dichos derechos. Tal es el caso de Orlando Zapata Tamayo, quien falleció por una huelga de hambre por la dignidad de los cubanos. Este joven cubano fallece en la tarde del 23 de febrero del 2010 en el hospital Hermanos Almejeiras, después de una prolongada huelga que inició el 3 de diciembre del 2009 en la prisión de kilo 8, en la provincia de Camagüey. Ahí reclamaba un trato justo y mejores condiciones humanas para los detenidos en dicha prisión.
Este joven había sido detenido y llevado a prisión en marzo del 2003 por desacato, desorden público y resistencia al régimen. Estando en prisión, le fueron imputados otros juicios por desobediencia y desorden contra el Gobierno. La trágica muerte de este luchador por los derechos humanos demuestra la mala actitud de unos gobernantes que, por más de cincuenta años, han sometido al pueblo cubano mediante el uso de la fuerza y la represión.
Orlando Zapata Tamayo simboliza lo mejor del espíritu de resistencia cívica y pacífica frente al totalitarismo comunista. La historia lo recoge como mártir. Sin duda, su muerte no quedará en el olvido porque no existe ningún mecanismo represivo que pueda borrar las ideas ni las ansias de libertad. Los movimientos democráticos en Cuba recuerdan siempre esta fecha. Orlando está y estará por siempre en el corazón de todos los cubanos dignos que sueñan con una Cuba libre como la soñó Zapata. Sus ideas siguen más vivas que nunca. Que Dios lo tenga en la gloria y que descanse en paz.
Zapata vive.
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