A lo largo de casi sesenta años, el Gobierno cubano ha tenido millones de problemas que van desde el más sencillo hasta el más complicado. Todo esto se ha debido a una mala política de dirección en todos los sectores. La dirección del Gobierno, desde comienzos de los años sesenta, decidió invertir en armas y asesores para mantener y fomentar el comunismo en Cuba y en otras partes del mundo, dejando de lado la economía y otros sectores de vital importancia. Cuando el campo socialista se derrumbó a inicios de los años noventa, comenzó la historia de una isla que fue de lo difícil al caos total. En la actualidad, por ejemplo, persiste el problema del transporte.
El ferrocarril cubano fue uno de los primeros del mundo en su momento y hoy es penoso señalar que solo existe una sola línea con unas pocas locomotoras viejas y rotas, en su mayoría. Y qué decir del transporte público que tiene una importancia vital para el trabajador.
Alexander Chacón, un joven guantanamero, se quejó de la falta de transporte para dirigirse a cualquier parte del país. Reclamó también por los altos precios que tienen el pasaje y el dinero extra que tienes que darle, en algunas ocasiones, a un funcionario o intermediario para que te venda un boleto. Por ejemplo, un pasaje a la ciudad de La Habana cuesta 175 pesos cubanos, pero nunca hay pasajes. Por tanto, si deseas viajar, tienes que dar hasta 500 pesos más, aparte del pasaje.
Estimado lector, estos son solo unos pocos ejemplos de la realidad que a diario se vive en Cuba, en especial en el oriente del país. Para revertir esta realidad, primero se deben plantear soluciones a corto plazo en las reuniones de barrio. Para ello, se requiere una inversión trascendente en el sector del transporte, en todos los niveles. Además, se necesitan la firma de contratos con empresas extranjeras especializadas en transporte y una supervisión eficiente del uso de los recursos. Por lo tanto, es vital que el sector privado participe. Solo así se puede trabajar para que, en un futuro, cualquier persona pueda transportarse sin problemas.

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