El 2016 constituyó un año de mucha alegría para los jóvenes y no tan jóvenes cubanos que abogamos por una verdadera libertad en la isla. En diciembre de ese año, Raúl Castro anunció la culminación de su mandato para el 18 de abril del 2018. Ante esta agradable noticia, los cubanos que abogamos por una verdadera democracia vimos la luz al final del túnel, y pensamos que realmente sería el fin de la dictadura Castrista. Mucho fue mi asombro a pesar de la noticia, pues por primera vez un Castro comunista renunciaría al mandato encontrándose en aparente buen estado de salud. Por lo que me pregunté: ¿Qué llevó a Raúl Castro a renunciar?
Realmente se desconocen los motivos reales de tal decisión, supuestamente por que está viejo y necesita descansar y darles paso a los más jóvenes. Pero, ¿qué jóvenes? ¿los que queremos cambios reales en Cuba?, por supuesto que no. Se ha desplegado toda una campaña publicitaria con el que se considera que será el nuevo presidente Miguel Díaz-Canel Bermúdez. Este personaje no es líder ni inspira confianza. Fue Primer Secretario del Partido en las provincias de Villa Clara y de Holguín, donde la gente no lo quería, pues no tuvo resultados y llevó a estas provincias al caos. Sin embargo, a pesar de esto, lo subieron de cargo a Ministro de Educación Superior, donde tuvo una mejor actuación, pero igual no fue mucho. No bastando con esto, le dan la responsabilidad de Primer Vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros. ¿Es mucha casualidad que en vez de ser retirado, vaya subiendo de cargo? Claro que no. Como vemos ya todo estaba planificado. Ya se venía observando a este personaje como ideal para ser títere de los intereses del gobierno cubano. Esto lo podemos observar cuando analizamos sus discursos, donde expresa claramente que desea continuar con las ideas de los Castros. Pero al mismo tiempo vemos vacío, inseguridad y falsedad en sus palabras. Se nota claramente que solo es un títere y está siendo manipulado por el Gobierno. Solo constituye una figura decorativa que no expresa lo que siente, sino lo que le dicen que debe expresar. Cuando analizamos más claramente toda esta situación nos percatamos de algo muy interesante. Al analizar más detenidamente las palabras de Raúl, vemos que renuncia al cargo de Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, pero no al cargo de Primer Secretario del Partido Comunista de Cuba, ni a los grados de General de Ejército; que es el grado militar de más alto rango dentro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR). En otras palabras, tiene bajo su mando los dos cargos más importantes en Cuba: el mando militar, con su grado de General de Ejército; y el mando político, por medio del Partido Comunista de Cuba (PCC). Ello demuestra que no es necesario ser directamente Ministro de las FAR, para tener el control sobre esta institución, ni ser el Presidente del país para tener a su mando el poder político de la isla.
Realmente hay que reconocer los altos dotes de inteligencia de esta familia, y que realmente pensaron en todo cuando decidieron tomar las armas y crear una “Revolución” en Cuba. Pero, como todo en esta vida, nada es eterno. Ya llegará el fin de este régimen totalitario, y llegará el día en que seamos los jóvenes por el cambio, quienes revolucionemos la isla para lograr el desarrollo y el bienestar real de nuestra gente.
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