El que de primer impacto se lea este titular, de seguro pensará que se trata de una broma de mal gusto de autor de estas líneas; o tal vez pensará que dicho autor no esté informado de las selecciones originales que han de participar de tan magno evento deportivo. Pero no, no es nada de eso, solo quiero dedicar este artículo a la «presencia» que tendrá este mundial de futbol en el corazón de cada cubano. Vivimos en una época en la cual las generaciones más nuevas de la isla ya no piensan solo en béisbol, por demás nuestro deporte nacional. El futbol, desde hace algunos años, ha ido adquiriendo más adeptos y seguidores precisamente por la influencia mediática que se le ha dado en el país, lo que ha ido provocando un sentimiento de fanatismo hacia los principales clubes y selecciones con mayor tradición balonpédica a nivel mundial.
La generación más joven de cubanos, aunque parezca increible, sabe ya más de futbol que del propio deporte nacional (el béisbol) que tradicionalmente, año tras año, se practica desde las más tempranas edades en los barrios, comunidades, municipios y provincias del país. No abundan en la isla las escuelas de práctica futbolística, como tampoco son accesibles a la población los recursos necesarios para la puesta en marcha de proyectos de este corte deportivo. Aún así, el futbol se está apoderando de los corazones de los cubanos, lo que ha llegado a causar preocupación en la entidad gubernamental responsable del deporte cubano: el Instituto Nacional de Deportes Educación Física y Recreación_ INDER.
Cuando este 14 de junio comience a rodar la TELSTAR 18 (balón oficial de la Copa del Mundo de Futbol Rusia 2018), se comenzará a vivir una «fiebre deportiva» en Cuba, solo comparable con la que vivencian miles de millones de fanáticos, que sí cuentan con sus selecciones nacionales en el mundial. Describir esa vivencia es casi imposible por medio de estas líneas escrítas, pero lo que sí queda claro es que este deporte no ha dejado de ser nunca el más universal. Los cubanos, que en la práctica reconocemos no poseer los mejores dotes para el juego, tendremos la oportunidad de disfrutar por la tele de cada uno de los desafíos; ello representa un gran triunfo y una señal de los cambios que han de avecinarse en un futuro inmediato, pues hasta el propio gobierno no ha podido frenar el auge que el pueblo le ha dado a este bello deporte.
Algunos serán simpatizantes del Brasil del Jogo Bonito (de la canarinha), otros preferirán a la España que acuna una de las mejores ligas del mundo (la Santander), también los hay seguidores de los tanques teutones alemanes, de la selección albiceleste argentina, y hasta de los lusos portugueses. Lo interesante es que a pesar de no contar con un plantel en la sita rusa, o por lo menos contar con jugadores antillanos militando en cualquiera de los planteles clasificados, los cubanos darán riendas sueltas a la imaginación y se lograrán identificar con las selecciones de su preferencia, lo que hará que Cuba esté «presente» en cada uno de los partidos. Eso constituye ya, una señal más que ha de sumarse a la idiosincrasia nacional, y que difícilmente se le arrancará a la gente. Exhorto a cada lector para que se una a la experiencia de este evento, y haga suyo los sueños de millones de personas en el planeta que estando en Rusia misma o en cualquier otro lugar, vivenciarán días de júbilo y de tristeza; algunos porque disfrutarán del triunfo y otros porque les tocará resignarse al sin sabor de una derrota. Solo les pido una cosa: ¡Que viva el FUTBOL! Reflexionemos.
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