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El Gobierno cubano corta las alas al sector privado

Las medidas que el Gobierno cubano viene implementando desde hace siete años para regular el trabajo por cuenta propia – actividad económica privada – hasta ahora no han cumplido con las expectativas del pueblo. La causa más evidente parece ser la terquedad del Gobierno, que insiste en que sus ciudadanos sean proletarios, pese a que conoce sus aspiraciones de ser propietarios. Según el Ministerio del Trabajo y Seguridad Social alrededor de 600 mil personas ejercen el trabajo por cuenta propia en Cuba.

Cuando en el año 2010 se establecieron las nuevas regulaciones para este trabajo, muchos se ilusionaron en la isla. Algunas personas realizaron filas enormes para realizar los trámites de solicitud de patentes en las oficinas de la Organización Nacional de Administración Tributaria (ONAT) y en el Ministerio del Trabajo y Seguridad Social. No obstante, esta euforia fue destruida por la dura realidad que resultó en la práctica la implementación de estas normas, los altísimos impuestos, el excesivo acoso de los inspectores, la ausencia de un mercado mayorista, la falta de acceso a los medios de difusión para promocionar productos y servicios, y la escasez de materia prima. Todo esto provocó que al año siguiente los trabajadores particulares desearan entregar sus patentes o licencias de trabajo.

Otro momento que generó esperanzas en la población fue la reapertura de las relaciones diplomáticas entre La Habana y Washington, iniciada en diciembre de 2014. No fueron pocos los que creyeron que Raúl Castro, para agradar al vecino del norte y mantener inamovible sus principios políticos, otorgaría ciertos derechos económicos a los cubanos; sin embargo, el tiempo demostró que estaban equivocados, y que el octogenario jefe de gobierno durante ese proceso no satisfizo las expectativas del pueblo y de la administración Obama.

En los tiempos finales del mandato de este último, la dirección política de la isla inició, el 1 de octubre de 2017, un proceso de retroceso que tuvo como clímax la suspensión indefinida del otorgamiento de las 27 licencias que más ingresos estaban generando a los cuentapropistas. Cientos de personas que estaban creando condiciones para la apertura de un negocio se quedaron con inversiones a medias producto de esta medida vigente aún en la actualidad, y que el Gobierno presentó como parte de un proceso de reordenamiento.

El 10 de julio del presente año se publicaron las nuevas disposiciones para el trabajo privado. No obstante, nada positivo aportaron al desarrollo de las actividades del emergente sector privado. La única información valorable del anuncio fue que se reanudará el otorgamiento de todas las licencias en el mes de diciembre de 2018. Pero lo más desesperanzador fue que el proyecto de nueva Constitución establece un pálido reconocimiento a la propiedad privada.

Las nuevas disposiciones para el sector privado fueron presentadas por Raúl Castro como la solución a los problemas de los cubanos, aunque han resultado para los emprendedores la gran frustración de lo que pudo ser y no será.

Así cortó el castrismo por el momento y de un zarpazo las alas y los sueños del sector privado en la isla, condenando nuevamente a la miseria a once millones de cubanos que poseen capacidades y habilidades para hacer prosperar a su nación. El futuro dirá si los mecanismos de control social del Gobierno de Miguel Díaz – Canel son capaces de contener por mucho tiempo el empuje de una nación que clama cada día más libertades, inclusive las económicas.

Amel Oliva Torres

Bloguero de Cuba te cuenta. Joven líder y fundador del Frente Juvenil de la Unión Patriótica de Cuba (Unpacu).

Ha representado a su organización en eventos internacionales. El 2016 sostuvo una huelga de hambre por 28 días en protesta al aumento de la represión contra la oposición pacífica.

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