Al imponerse en Cuba la mencionada revolución de 1959 por Fidel Castro y posteriormente caerse el campo socialista que era el sostén de la isla, los Reyes Magos dejaron de hacer su magia en la mayoría de las familias cubanas. El 24 de diciembre pasó a ser un día tan común y los sueños de ver con ilusión la llegada de cada año empezaron a disminuir. Los regalos para los niños el 6 de enero quedaron en anécdotas de abuelos y la visa de los magos cancelada sin fecha de renovación.
Los cubanos también vivimos la llamada: “Noche Buena” con cerdo asado, bebidas, música, en vísperas al nacimiento de Jesús, siendo católicos o no. La fiesta de Navidad se hizo masiva en todo el país, gracias a la representación en todo el mundo de una de las festividades más importantes del cristianismo, junto con la Pascua de Resurrección y Pentecostés.
Lamentablemente las noches pasaron de “buenas” a “desesperadas”, era el seguimiento al regalo dejado por la política de los Castros. El hambre no dejó de habitar un lugar, llegó la escases de alimento, de ropa y calzado. Encontrar comida era encontrar oro en las calles. Gran parte de la sociedad olvidó lo que era un pavo, un pollo y mucho más un cerdo para el 24 de diciembre o para celebrar la llegada de un nuevo calendario.
Felizmente las nubes más oscuras pasaron junto a sus fuertes y tormentosos vientos. Los años marcaron heridas en una historia de una sociedad que no olvidará jamás esos momentos tan tristes que no se borran, pero el retoño de esa Navidad, volvió a salir como un árbol seco, que saca hojas nuevas luego de un buen aguacero.
La entrada de extranjeros al país, el incremento del sector privado, la apertura o posibilidades de salida de cubanos al exterior, permitieron que aquellos arbolitos sin luz en la sala de mis abuelos, pudieran iluminarse otra vez.
Roselia Zaldívar es una mujer de casi 70 años y comenta: “Vivimos tiempos entre los años 70 y 80 que creíamos teníamos de todo. Luego de vivir ese momento de alimentos, ropa y calzado en abundancia, sufrimos la ausencia de todo. Carencias que aún duelen en nuestras casas y es muy bonito ver como poco a poco y con el sacrificio de los ciudadanos y no del Gobierno, recuperamos esa magia que el comunismo nos quitó de un solo golpe”.
Ada Montero mujer de 53 años expone: “Los Castro nos obligaron a matar la fantasía, la imaginación y la ingenuidad de la infancia de nuestros hijos. Mataron la ilusión, los Reyes Magos y trajeron una hechicera que nos envenenó a todos con hambre, con miseria, con un desarrollo duro y difícil para sostener una familia”
Los tiempos cambian, junto a una sociedad que ha despertado de un cuento justamente narrado por los peores cuenteros: “Los Castros”. Con nuevos retoños, este 2019 será un año para recuperar muchos sueños perdidos, invitar otra vez a nuestros desaparecidos Reyes Magos a cenar en casa, y revivir esa fantasía.
Un fin y Nuevo Año para embellecer nuestros arbolitos de Navidad, para compartir en familia y con amigos, para beber y bailar como es nuestra tradición, y sobre todo para forjar un desarrollo próspero en una isla que brilla porque su diamante es la propia juventud que la habita y la hará crecer en este tiempo moderno y lleno de cambios para el bien de todos los cubanos.
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