Según la Declaración sobre la eliminación de la violencia contra la mujer, de las Naciones Unidas que se realizó en la 85ª sesión plenaria el 20 de diciembre de 1993, por “violencia contra la mujer” se entiende todo acto de violencia basado en la pertenencia al sexo femenino que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o sicológico para la mujer, así como las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de la libertad, tanto si se producen en la vida pública como en la vida privada.
Al respecto, Cuba firmó y ratificó dos instrumentos jurídicos internacionales que refrendan los derechos de las mujeres. Estos instrumentos son la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer (CEDAW) y la Plataforma de acción de Beijing. Sin embargo, en Cuba no existen instituciones especializadas en violencia de género. El Ministerio de Salud Pública en conjunto con el Centro Nacional de Educación Sexual (CENESEX).
En noviembre del 2015, Mariela Castro Espín, directora del CENESEX, en una rueda de prensa aseguró al diario Tiempo Argentino que en Cuba no se producen feminicidios porque no son un país violento, y aseguró que este es un efecto de la revolución. No obstante, la realidad es otra. Una prueba de ello, fue el lamentable caso de la joven Leydi Laura García Lugo, estudiante de medicina de 21 años, residente en el municipio de Ranchuelo, Villa Clara, quien desapareció el pasado 30 de marzo y fue encontrada asesinada el 2 de abril. La causa de muerte fue asfixia por estrangulamiento, pero los motivos del su asesinato son desconocidos, de acuerdo con una nota de prensa divulgada por el Ministerio del Interior (MININT).
En declaraciones a la periodista, Yolanda Huerga, de Radio Martí, la abogada Laritza Diversent aseveró que el Estado es responsable de garantizar la protección a las mujeres, y en consecuencia debe poner todo su aparato en función de investigar, procesar y castigar a toda persona que cometa un acto de violencia contra la mujer, más si se trata de una agresión que pone en riesgo o termina con su vida. Además, afirmó que si el hecho se maneja como un asesinato común, no habrá una conciencia sobre los problemas que implica el feminicidio. El Código Penal cubano no contempla la violencia machista como delito. Asimismo, confirmó Diversent que en Cuba no existen medidas de protección para las mujeres víctimas de violencia tales como la posibilidad de pedir una orden de alejamiento para el agresor o un lugar de refugio para ellas.
Sobre este tema, Roberto Serrano Delis, médico y vecino del municipio Songo la Maya en Santiago de Cuba narró que atiende a varias mujeres con lesiones visibles en el cuerpo, ocasionadas por fuertes golpes, pero la mayoría, responden a mi pregunta de ¿qué te ocurrió?, con evasivas y mentiras sin fundamentos, casi nunca afirman que fueron golpeadas y esta actitud, asegura Serrano, es muy frecuente en las féminas cubanas dado a las amenazas del victimario contra ellas o sus familias, el amor o síndrome de Estocolmo que dicen tener por el agresor y la más común, falta de fe en las autoridades, ya que casi siempre manejan las investigaciones con extrema tibieza e inclusive tienden a manifestar posturas muy machistas en contra de las víctimas y a favor de los responsables, expresando frases como “ella se lo buscó”, “a ella le gusta el golpe” o “entre marido y mujer, nadie se debe meter”, concluyó.
Los medios oficialistas, únicos legales en la isla, tampoco juegan el papel que deberían cuando de violencia de género y otros temas espinosos se trata. Los pocos casos de feminicidios que han salido a la luz, en gran medida se deben al impacto que han causado en las personas, pero nunca han sido llamados por este nombre y en su reemplazo estos medios han utilizado expresiones como “crimen pasional” o “ajuste de cuentas” para tratar de camuflar los sucesos. La mayoría de los casos expuestos han sido publicados con mirada realmente crítica por medios de información alternativa e independiente.
El Gobierno cubano es famoso por esconder los temas sensibles debajo del tapete, lo que no puede explicar sencillamente lo omite. De acuerdo con su discurso, en Cuba no hay oposición, no hay personas privadas de libertad por motivos políticos, tampoco ordenan domingo tras domingo golpizas y arrestos contra mujeres que marchan pacíficamente por la libertad de esos presos políticos, no existe la prostitución ni la drogadicción y no se cometen feminicidios. Sin embargo, la realidad es que asesinatos como el de Leydi Laura y otras tantas, son una realidad que salta a la vista de todos y sus muertes fueron explícitamente determinadas por motivos machistas.
Comentario