Escasez, carencia, e incluso ausencia de alimentos y mercancías es el panorama para nada alentador que se vislumbra para los cubanos en su futuro cercano, con la confirmación por parte del Gobierno cubano el pasado 10 de mayo, del inicio oficialmente de un plan de racionamiento de alimentos y productos de aseo, como medida inicial para enfrentar la falta de solvencia en divisas que experimenta su economía. Lo que se venía comentando en las calles desde hacía meses es ya una realidad; y la confusión, el temor y la incertidumbre, son algunos de los consecuentes efectos que se comienzan a sentir en la población cubana.
El más visible de estos efectos lo constituyen las largas colas para comprar pollo bajo el control y vigilancia de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR). Andrés García Díaz, quien trabaja como dependiente para la cadena de tiendas Panamericanas en la ciudad Santiaguera, informó: “Se ha hecho imprescindible solicitar la presencia de policías para que nos ayuden en el control de la población a la hora de vender el pollo, porque la cantidad que traen a la tienda no es suficiente para todas las personas que se aglomeran afuera, y estas se desesperan porque saben que no todas alcanzarán. Tenemos conocimiento de que, en una de nuestras tiendas en la localidad de Santa Fe, en la Ciudad de La Habana, se produjo un fuerte altercado entre la población y los dependientes, que no podían con esa gente enloquecida”
El 10 de mayo, en declaraciones a la televisión local, la Ministra de Comercio Interior Betsy Díaz Velázquez dio a conocer, que el Ministerio de Comercio Interior (MINCIN) ha comenzado a implementar desde este mes de forma progresiva, varias medidas en la red minorista de productos alimenticios y de aseo e higiene; y reconoció que “ante determinadas escaseces es necesario regular y controlar la venta de determinadas mercancías.”
Entre las medidas aprobadas, está la regulación en la venta de alimentos básicos como el pollo, el huevo, la salchicha, y otros de aseo e higiene. Estos productos que se expendían de forma liberada, se han racionado en la cantidad que puede adquirir cada persona, con el objetivo, según refiere la ministra, de lograr una distribución justa y racional, además de evitar el acaparamiento.
Otra de las nuevas medidas consiste, en la elaboración de embutidos con masa de claria y de croquetas de harina de boniato. A raíz de la falta de animales de cría para producir carnes, y de harina de trigo, se recurrirá a la claria (pez de agua dulce, de la especie bagre, y de la familia clariidae) como fuente de masa cárnica para embutidos o hamburguesas, y a la harina de arroz o de boniato para croquetas.
El comunicado de Díaz Velázquez se produce pocas semanas después, de que el presidente del país, Miguel Díaz-Canel, advirtiera la puesta en marcha de nuevas medidas para “no regresar a los difíciles momentos del Período Especial” (largo período de crisis económica en Cuba a comienzos y mediados de la década de 1990 como resultado del colapso de la Unión Soviética)
Estos anuncios, más que tranquilizar al pueblo, le suman angustia. Carmen Salazar de 63 años de edad, vecina del reparto Chicharrones en Santiago de Cuba exclamó: “De vuelta al inicio del Período Especial. La gente no va aguantar esto de nuevo. Él que se salve quedará loco”; y Denia Marrero, guantanamera de 46 años de paso por Santiago en busca de alimentos que no encuentra en su ciudad, dijo: “No hay quien se salve de hacer colas, estamos cada vez peor. Es el país de las colas. Estuve más de dos horas esperando en la puerta de un mercado Ideal para comprar pollo, y cuando estaba a punto de entrar, se acabó el producto. Parece que regresarán los años duros del Período Especial”
Las medidas, informa la ministra, afectarán directamente a los operadores de negocios privados, como restaurantes, reposterías y casas de alquiler, pues no podrán adquirir estos productos a causa de su desabastecimiento, hasta tanto se garantice el consumo por parte de la población. En Cuba no hay mercados mayoristas o supermercados privados como pasa en el mundo capitalista. Todo el mundo compra en los mismos mercados estatales la mercancía que está disponible, lo cual genera problemas de disponibilidad y acaparamiento.
Esta situación contrasta con obras de construcción o remodelación que lleva a cabo el Gobierno donde se gastan cantidades de recursos. Ejemplo de esto es la construcción de hoteles que se emplazan a lo largo del país, o la remodelación de la Tribuna Antimperialista de La Habana con un nuevo formato y estructura, incluyendo el remozamiento de su entorno. Por otro lado, está el tema de la corrupción y la ineficiencia que tiran por la borda importantes recursos de importación o limitan la producción nacional, lo cual inflige un daño doble a la economía, a lo que se suman los problemas estructurales comunes de un modelo socialista.
Todas estas nuevas disposiciones de racionamiento de alimentos y productos de higiene, destaparon aún más las alarmas sobre la actual situación económica en Cuba, que evoca los fantasmas de un nuevo “Período Especial”, pese a que el Gobierno lo niegue y evite usar tal término. Mientras los funcionarios emplean el presupuesto en obras sin importancia, discuten, justifican y prometen que todo mejorará pronto; los mercados del país siguen desabastecidos, y las colas para adquirir un pedazo de pollo, un poco de arroz o un simple jabón, son cada vez más largas.
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