La salud y la educación son los pilares que sostienen el discurso de los fieles seguidores del socialismo cubano. El Gobierno de la isla se empecina en defender una posición política llena del más creciente utopismo, pues sus esfuerzos, día tras días aran en el mar sin resultados.
No se puede negar el salto cualitativo en materia de alfabetización que experimentó el pueblo cubano tras el cambio del poder político en 1959. La denominada «Campaña de Alfabetización» fue muy cuestionada por sus métodos, pues obligaba a las personas que habían sido formadas en escuelas públicas y privadas a emprenderse en una aventura, sin tener los recursos materiales y humanos necesarios.
Se convirtió entonces ese “programa revolucionario”, en el primer paso para la desprivatización de la enseñanza, y el desmontaje del bien estructurado programa educativo nacional. Es verdad que no llegaba al alcance de la mayoría, pues eran las secuelas de un Gobierno dictatorial preexistente, el de Fulgencio Batista; pero no podía ser la razón para que se destruyera, en nombre del socialismo.
La existencia de centros escolares públicos y privados constituye un elemento de libertad, pues las personas cuentan con la oportunidad de elegir dónde van a realizar su formación académica, en dependencia de las necesidades, alcances y gustos del estudiante y sus familias.
Se considera una violación de los derechos humanos el establecer la igualdad en materia de formación académica. Este falso igualitarismo enmascarado por altos niveles de corrupción ha derivado en problemas sociales. En el proceso lógico de desarrollo de una sociedad, deben existir individuos preparados en diversas ocupaciones.
Es importante que se sepa que la educación cubana no es tan gratuita como se proyecta. Muchos jóvenes en la isla, que desean formarse en una carrera u oficio, deben incurrir en gastos para aspirar a graduarse.
Un sistema educativo “gratuito” como se dice que existe en Cuba, debe proveer a los educandos de todo lo que necesitan para su formación. La realidad es muy diferente a lo que se dice. Los jóvenes tienen que imprimir los documentos que deben ser entregados en clases prácticas, talleres, y tesis de pregrados; pero deben pagarlos del bolsillo de sus padres.
El Día del Maestro se celebra cada 22 de diciembre en saludo al día que culminó la Campaña de Alfabetización de 1961. Fecha, para que los estudiantes le realicen fiestas a sus profesores, que conlleva a gastos familiares. En este sentido se vive en Cuba tiempos en los que los maestros le exigen a los estudiantes “una buena celebración”con regalos incluidos.
La decadencia del sistema de educación por la falta de docentes calificados ha provocado que los educandos tengan que acudir a los “repasadores”, que son aquellos profesores de experiencia que en tiempo extra brindan repasos en las materias que se examinan tras concluir un semestre. Los padres de los estudiantes han de pagar las clases extras (de calidad, con metodología e interés del profesor).
Cada estudiante que se gradúa de nivel técnico o superior debe retribuirle al Gobierno los gastos realizados en su formación, en lo que se conoce como Servicio Social Obligatorio, que consiste en la ubicación laboral de los estudiantes en centros estatales. En ese tiempo paga hasta el más mínimo peso que el Gobierno utilizó para su educación gratuita. Mucho cinismo que nunca se dice en ningún espacio internacional y que es una pura realidad que viven los estudiantes recién graduados.
La realidad social es quien da la última palabra y no lo que disfrazan los políticos del régimen comunista en sus discursos. La educación no solo es lucrativa en la cotidianidad, sino, que carece de calidad.
El control ideológico está por todas partes en los programas de estudio, así como la obsolescencia información de sus contenidos, que no permite la mínima apertura hacia una idea, una expresión, o un reclamo que enjuicie al socialismo.
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