A menudo la Edad Media es conocida como un periodo “oscuro” en la historia de la humanidad. Durante aquellos años se actuaba de manera violenta en contra de las personas que emitieran un criterio distinto a los principios promulgados por la iglesia y comúnmente se les denominaba herejes. Entre los castigos más crueles se encontraban: la hoguera o la guillotina. Paradójicamente y a siglos de distancia, sucesos similares acontecen en la realidad de muchos países del mundo, en otro contexto y espacio de tiempo distinto.
América del Sur presenta avances significativos en ese sentido, por cuanto se acepta que al menos un sector importante de la población se exprese en función de sus derechos, valores y que además se les permita formar parte de un partido político que los represente democráticamente. Sin embargo, el caso de Cuba es singular al resto de estos países. Hoy en día, el Gobierno cubano simula tener voluntad política para desarrollar el país y lograr una sociedad más comprometida y participativa en diversos sectores. Ejemplo de esto, es lo que acontece en la Universidad de Oriente de Santiago de Cuba. En este centro de altos estudios se abogan por prácticas un tanto añejas, como: la realización de la guardia obrera, tarea de impacto y compromiso revolucionario. Esta práctica se constituyó como una conquista de la Revolución en los primeros años de existencia, pero con el transcurso del tiempo se volvió un ejercicio obsoleto, sin sentido para la institución y sus profesores.
Mecanismos como el chantaje laboral, que se manifiesta desde el descuento salarial, hasta la expulsión de la universidad, son algunas de las formas extremistas de interpretar el hecho de faltar a la guardia, sin contar que recibes oficialmente el nombramiento de opositor, sinónimo en Cuba de mercenario, vende patria o terrorista, algo que resulta irónico en pleno siglo XXI. ¿Qué hacer ante tal situación?, de todas la más agresiva y antidemocrática, en una sociedad que supuestamente respeta los derechos de hombres y mujeres y que incentiva desde edades tempranas el crecimiento profesional “gratuito” y “solidario”. Es inaudito que existan cosas como estas en un centro educativo que no cuenta con un sistema de seguridad avanzado, que no posee un perímetro asegurado, que no brinda a sus centinelas un armamento adecuado para defenderse y que además paga un muy poco, a cambio de jugarse la vida. Por tales motivos, es penoso que se experimente un déficit de custodios, lo cual provoca que, en lugar de estos, sean los profesores y demás trabajadores los que tengan que suplir y resolver un problema ajeno a las proyecciones y necesidades de un educador en Cuba. El colmo es que las autoridades pertinentes tengan el descaro de ni siquiera estimular económicamente a estos “soldados de la patria”, que no estudiaron para ser centinelas, pero que deben de hacer la guardia sin opinar o de lo contrario serán considerados herejes y por consiguiente ir a la hoguera o a la guillotina por órdenes del señor feudal.
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