Por el cierre del año 2019, en la provincia Santiago de Cuba, el Gobierno llevó a cabo varias ferias en diferentes partes de la ciudad.
En la céntrica avenida Victoriano Garzón, se “celebró” la llegada del Año Nuevo con “Feria del Asado”, pero para asombro de los compradores y quienes visitaban el lugar, en calidad solo de espectadores por no contar con recursos, el asado era mayormente de jutía y avestruz.
Recordemos las conjeturas que realizó en 2019, durante un programa oficialista por el director de la Empresa Nacional de Flora y Fauna de Cuba, Guillermo García Frías, “un avestruz produce más carne que una vaca”, alegando que con la crianza y más tarde el consumo de animales como avestruces y jutías, se le pondrían fin a los problemas alimenticios del país.
“Las autoridades conscientes de las problemáticas y carencias existentes, se burlan de las necesidades del pueblo” así expresó uno de los consumidores, mientras que otro señor, vecino de lugar y mayor de 60 años dijo, “prácticamente nos están obligando a comer eso porque no hay otra cosa.”

Incontables son las manifestaciones de descontento popular que principalmente se vieron expuestas en esta época del año donde los cubanos usan todas las alternativas posibles para realizar al menos, una modesta cena, con el único fin de poder celebrar, aunque sea a medias, en familia.
En Cuba donde el salario no alcanza para 30 días, donde te pagan en una moneda y te obligan a comprar en otra diferente, y los productos son de ínfimo valor, pésima calidad, y exorbitantes precios, que permanecen en venta durante todo el año y rebajan unos centavos faltando tres o cuatro días para vencerse, el Gobierno organiza este tipo de ferias, que cuando más, es una falta de respeto. La isla se ha convertido en un gigantesco laboratorio, donde los gobernantes experimentan y el pueblo es el conejillo de indias. Es degradante la venta de estos animales asados como un plato innovador para el consumo del pueblo, mientras que las autoridades gubernamentales
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