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Frijoles y condones

Entre los tantos productos que se han perdido del mercado, están los frijoles. Si a un cubano le sirven un plato de carne y no tiene arroz con frijoles, le parece que no ha comido. Necesita sentir peso en el estómago. 

En la televisión apareció un reportaje para explicar las razones por las cuales el grano ha desaparecido. La culpa es del megalurothrips usitatus. Tal es la rimbombante denominación del germen que nos ha dejado sin la sensación de hartazgo. Como dato curioso y para nada desdeñable, puede decirse que la plaga, como el coronavirus, es de origen asiático; y aunque siente predilección por los frijoles, también ataca la guayaba, las habichuelas, la calabaza, la acelga y otras especies hasta el número de trece. 

Según el reportaje, realizado en Cienfuegos, de 5348 hectáreas por sembrar, solo se plantaron 3775, y de ellas el 90 % está afectado por el virus. 1573 hectáreas se quedaron sin sembrar por la escasez de combustible (léase, bloqueo económico de los Estados Unidos). Como quiera que sea, no hay frijoles, excepto en las tiendas que venden por divisas, bien empaquetados y con tamaños diversos. 

Días más tarde, se realizó otro reportaje relacionado con los suministros agrícolas, en uno de los principales mercados de la ciudad. Es allí donde la población puede encontrar productos a precios topados. Era vox populi que aunque las tablillas de precios decían una cosa, la realidad era más cara. La gente protestaba, pero terminaba concluyendo que por caro que fuera, no lo era tanto como los “carretilleros” o vendedores ambulantes.

Este segundo reportaje fue todo un operativo en el que participaron inspectores y entrevistaron in situ, al administrador del local, quien no atinaba a decir una palabra coherente, aunque bien pudiera haber sido por su analfabetismo. También hablaron las inspectoras que acompañaron al equipo de televisión, intentando también cierta coherencia. Las inspectoras son esas señoras con anchos portafolios, encargadas de aparecer de improviso y con potestad para multar y/o cerrar un local, y que para evitarlo se llevan sus portafolios repletos de productos y/o permiten que una libra de cualquier cosa que valga 5 pesos, sea vendida al doble o al triple de su valor. Y/o es el otro nombre de este linaje socialista.

El reportaje tuvo las consecuencias previstas. Al otro día, el mercado estaba cerrado, y más adelante acometieron una reparación “a fondo” que estaba prevista desde el período jurásico. La gente ha tenido que “morir” con los “carretilleros” y los revendedores. Como todo reportaje cubano, y aunque hubo críticas y aclaraciones salvando posturas, la noticia se quedó en lo que todo el mundo sabe. Nadie salva la rotura del bolsillo de la gente en ese tiempo. El periodismo oficialista cubano, no es un periodismo para indagar hasta las últimas consecuencias y revelarlas. Es un periodismo para justificar inconsecuencias. 

Cortinas de humo, en fin, para ocultar ineptitudes. Hace rato no se escucha acerca del caracol africano, por ejemplo, lo cual no significa que esté controlado. Por fortuna para el gobierno cubano, el mundo está lo suficientemente revuelto como para seleccionar a ciegas la próxima campaña que mantenga en vilo las aspiraciones de cambio. Ahora está de moda el coronavirus, que sin dudas constituye una amenaza; pero como dice el presidente Miguel Díaz-Canel, “todo el mundo tiene que exportar algo”. Y lo único que nos importa de las importaciones, es que provoquen tal reflujo de atención, que la gente se sienta incapaz de pensar en otra cosa, sean plagas o un recuento exhaustivo de los tiroteos americanos.

Lo que nadie se ha atrevido a explicar, ni presidente ni diputados ni periodistas, son las razones por la falta de condones. Aunque coinciden en el tiempo, los cubanos conservan la inteligencia suficiente como para no relacionar su ausencia con la plaga de los frijoles. Bromas no faltan, pero es un asunto serio. Y no lo digo por mí, que solo me interesan los condones si hay que inflarlos como globos de cumpleaños, que también hemos tenido nuestra cuota de esos pormenores. Quizás se haya relajado la política del control de la natalidad. Y es lógico: si no hay comida o la que hay no nutre, difícilmente una mujer saldrá embarazada. Aprovechemos, entonces, la coyuntura de plagas y virus, y festejemos, que la vida es corta.

Tony Pino

Técnico Medio Nuclear. Trabajó como profesor en el Politécnico de la Central Electronuclear, en Cienfuegos. En 1990 fue separado del magisterio por cuestionamientos políticos a la viabilidad de la construcción de una planta nuclear en Cuba. Fue jubilado por enfermedad en 1992.

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