Resulta interesante ver en Cuba que, en tiempos donde se exhorta a las personas a permanecer en casa para evitar la propagación del virus que tiene en tensión a la mayor parte de los habitantes del planeta, los habitantes de esta isla se vean obligados, por necesidad, a romper con ese protocolo sanitario. La escasez de mercancías básicas para la vida diaria de las personas como: alimentos, productos de aseo, medicinas, y otros, está produciendo un desaforado cúmulo de ciudadanos cubanos en los diferentes establecimientos que controla el Gobierno, y con ello se está produciendo una exposición peligrosa al virus pandémico de quienes salen de sus casas.
En la ciudad de Bayamo, por solo citar un ejemplo, diariamente se observan varios transeúntes en las diferentes arterias viales; por lo regular en frente de cafeterías, mercados agropecuarios, bodegas, farmacias, bancos, centros de telecomunicaciones, etc. Y es que, ni la Covid19 puede frenar este proceso, porque sencillamente el gobierno cubano no ha sido capaz de crear las condiciones mínimas indispensables y con anticipación para enfrentar una crisis como la que hoy azota a la humanidad toda, y en específico a nuestra patria.
Para poner un ejemplo de lo que digo, y para que se tenga en cuenta el nivel de control que sobre la economía nacional cubana tiene el régimen por medio de sus diferentes órganos armados; hoy en día los que controlan los accesos a los diferentes establecimientos comerciales son los oficiales de instituciones militares de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), y los órganos represivos del Ministerio del Interior (MININT). Han desplazado de sus puestos a los agentes especializados en Seguridad y Protección (SEPROT y SEPSA); por qué, porque sencillamente están evitando por medio de la intimidación que se produzcan manifestaciones de descontento popular.

El Covid19 ha sido solo la excusa de ambos ministerios armados (FAR y MININT) para militarizar la mayor cantidad de instituciones de comercio, salud, y servicios ciudadanos. Sencillamente están asegurándose de que no se ponga en entre dicho sus “pertinentes y atinadas medidas de protección sanitaria”; nada más cercano al cinismo.
De igual modo, se está aprovechando la contingencia sanitaria para implementar un sistema estricto de medidas de racionamiento y control mercantil, que evidencia a las claras el ideal utópico de un socialismo llevado al extremo. Desgraciadamente estamos volviendo a los tiempos en que prácticamente, en más del 85%, los productos básicos solo eran posible adquirirlos con la libreta de racionamiento.

Lo que sucede es que, ante la caída del turismo como principal fuente de ingresos económicos del país, se teme que haya una disminución del proceso de importación de mercancías. El gobierno no es capaz de asegurar la demanda de los mismos, y por ello aplica la racionalización para evitar el lógico acaparamiento de mercancías que una situación suigéneris se generan en las sociedades en crisis.

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