Décadas de errores han vivido los cubanos a lo largo de los mandatos de Fidel y Raúl Castro, y actualmente con el puesto a la orden Miguel Díaz-Canel Bermúdez, como presidente de la República de Cuba. Sufrir malas decisiones y pagar por ello ha sido una cadena tan larga como la era de la trata negrera. Por ello decirles que con la pandemia que ataca al mundo, no fue paréntesis esta vez en las vivencias de los habitantes de la isla.
Circula la noticia de la expansión del virus en el mundo. China, Europa, Estados Unidos, América Latina. Los reportes internacionales dan cifras alarmantes y tristes de los sucesos de muertos y casos por doquier. La prensa cubana solo hacían eco de las acciones de otros, pero mientras, los aeropuertos cubanos seguían recibiendo extranjeros y las medidas gubernamentales a la espera de una orden. De vez en vez un mensaje en la radio y la televisión sobre lo que es la pandemia y el lavado de las manos como principal medida preventiva.
Comienzan las primeras medidas: suspensión temporal del curso escolar por 4 semanas o llamadas “semanas de receso docente”, medidas que indicaban cerrar los centros de comercio y gastronomía para evitar las aglomeraciones, indicaciones administrativas o laborales con interrupción laboral, donde las personas mayores de 60 años y madres con niños estuvieran un primer mes con el 100 por ciento del salario en casa y luego al 60 por ciento de su salario básico. Pero mientras, los trabajadores de actividades no productivas seguían y siguen en funciones laborales.
La población ha tomado sus propias medidas, han creado sus nasobucos (mascarillas), otros han entrado en cuarentena sin salir del hogar, los trabajadores de sectores no productivos han tomado su propia medida de estar en casa arriesgando su empleo, porque hasta el 5 de abril, el país ha mantenido la jornada laboral de 8 horas, y en algunos casos hasta media jornada. El Gobierno ha demorado mucho en tomar medidas emergentes, para prevenir la enfermedad. La población aún puede deambular a cualquier hora en la calle, la planificación y distribución de los alimentos para abastecer las familias y el hogar, son toda una indisciplina social por tal de alcanzar un jabón, un paquete de detergente, pollo, aceite, refrescos, en busca de cualquier alimento o aseo.
Las distribuciones que nunca han sido lo suficiente sin entender el por qué, ahora llegan de poquito a poquito a las tiendas de las cadenas TRD y CIMEX, propiciando que las personas marquen de un día para otro para poder alcanzar algún tipo de alimento, por las colas tan numerosas que se crean en estos puntos de ventas.
Otras de las problemáticas presentadas en áreas no residenciales, es la planificación en la distribución de agua. Niurka Pérez Guerrero habitante de la ciudad de Holguín comenta “en el reparto Alcides Pino donde vivo, el bombeo de agua está entre los 18 y 21 días, los vecinos que no tienen tanque, al pasar tres días ya carecen de agua no potable, y la situación de la higiene en el hogar se hace más compleja, sin mencionar las colas para alcanzar el agua potable, cuando llega a los puntos de venta establecidos”
La población continúa tomando medidas por sí sola, por su cuenta, salvando a su familia, quedándose en casa los abastecimientos que pudieron encontrar y saliendo de los hogares solo uno, en busca de lo que se acabe. Mientras, el Estado a paso lento va tomando algunas medidas cuando las cifras van creciendo. Una vez más nos tocará a los cubanos vivir el reto y vencerlo, sin la guía de un Gobierno consciente del momento que se vive.
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