Durante este año 2020, mi padre, Ebert Hidalgo Cruz, ha sufrido decenas de acciones represivas en su contra ejecutadas por órganos represivos del régimen cubano.
El último suceso que sufrió Hidalgo, miembro de la Unión Patriótica de Cuba (UNPACU) y promotor de Cuba Decide ocurrió en octubre. Ese día, fue violentamente arrestado por agentes del Departamento de la Seguridad del Estado y la Policía Nacional Revolucionaria (PNR).
El 29 pasado, él se dirigió a la sede de UNPACU en Altamira, Santiago de Cuba, pero la policía le impidió el paso.
La sede principal del grupo, lleva 134 días días bajo férreo cerco policial para impedir la entrada de activistas. También obstaculizan el paso vecinos de la comunidad, que acuden allí para solicitar asistencia médica o alimentos.
“Fui golpeado, pateado, me aplicaron técnicas de inmovilización, me apretaron el cuello. Luego me obligaron a subir al auto de patrulla”, fueron los primeros horrores que alcanzó a contarme mi padre antes de meterse al baño.
Mi padre ha sido detenido, amenazado, golpeado y multado en múltiples ocasiones. Se han denunciado en todos los medios de información posible las violaciones cometidas hacia nosotros, por disentir del régimen imperante en nuestro país.
Los esbirros que dirigieron el operativo se esconden tras los nombres de Mario y Alexei Atie. Ellos fueron los encargados de ejecutar estas acciones perversas, que solo se quedan impune en un sistema dictatorial como el que defienden.
Ese día, Ebert Hidalgo pretendía entrar a la sede para luego comprar alimentos destinados al programa de ayuda social que brinda la organización. En un momento, que el país atraviesa por una grave crisis, agravada por el pandemia, a los esfuerzos de la sociedad civil independiente en aliviar un poco el hambre del pueblo cubano, el régimen responde con golpes y prisión.
“Me llevaron a la segunda unidad y allí estuve por ocho horas. El agente Frank me interrogó y como siempre me amenazó con cárcel para mi y para tu hermano -Evert Luis Hidalgo-” me continuó diciendo mi padre.
Actualmente tememos por el incremento de los abusos y atropellos del Ministerio del Interior contra nosotros. Somos una familia opositora y cristiana, que profesamos el amor a Dios, al prójimo y un exigimos un cambio de sistema en el país.
No obstante, debo reconocer que me siento orgullosa de ser hija de Ebert Hidalgo, un esposo, padre y hermano de lucha en todo el sentido de la palabra. La violencia podrá incrementarse, pero los lazos que nos unen no se podrán romper y seguiremos adelante de la mano de Dios, de la justicia y la verdad.
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