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Opinión ¿Qué podemos esperar de Biden?

El pasado 20 de enero, Joe Biden, a sus 78 años, se convirtió en el 46to presidente de los Estados Unidos. Tras una larga carrera política, en la que fue por más de 30 años senador de Delaware, Joe enfrenta un complejo escenario marcado por la pandemia de la COVID-19 y la divisón nacional. Ahora bien, ¿qué postura espera Cuba de quien fuera vicepresidente de Obama?

El pasado 20 de enero, Joe Biden, a sus 78 años, se convirtió en el 46to presidente de los Estados Unidos. Tras una larga carrera política, en la que fue por más de 30 años senador de Delaware, Joe enfrenta un complejo escenario marcado por la pandemia de la COVID-19 y la divisón nacional. Ahora bien, ¿qué postura espera Cuba de quien fuera vicepresidente de Obama?

Con la reinclusión de Cuba en la lista de países patrocinadores del terrorismo, Trump sedimentó más su reacia política hacia la mayor de las Antillas (que le costó más de 20 mil millones de USD) impidiendo algún tipo de acercamiento y desmontando la política establecida por la administración Obama desde 2009. Más de 400 medidas que reforzaron el embargo, según medios oficialistas, fueron tomadas desde 2017 por la Casablanca.

Aunque Biden ha dicho que tratará de retomar el rumbo de la política de Obama, las circunstancias y prioridades no son las mismas. Sin embargo, es válido reconocer que el vuelco que le dio Barack a la relación con Cuba, marcó un hito histórico que en parte fue desaprovechado por la arrogancia del régimen.

Con las prerrogativas presidenciales, Biden puede iniciar un nuevo descongelamiento en función de normalizar las relaciones con la isla, aunque los próximos pasos deberán ser calibrados por ambas partes, sobre todo la cubana, que deberá avanzar en la implementación de reformas económicas que posibiliten un mayor empoderamiento del sector privado, así como el reconocimiento de una verdadera sociedad civil con diversidad de criterios y posturas políticas.

Al menos 22 tareas tiene Biden sobre la mesa con vistas a relajar las crecientes tensiones, los desencuentros diplomáticos y las sanciones aplicadas a todos los frentes que vinculan a ambos países.

Entre ellas figuran: la desactivación de los títulos III y IV de la Ley Helms-Burton, la reapertura de la embajada de los EE.UU. en La Habana, la restauración de remesas familiares y el envío de dinero, el reinicio de los viajes de cruceros, la reanudación de viajes regulares a todos los aeropuertos del país, la salida de Cuba de la lista de países patrocinadores del terrorismo, la reanudación de las charlas migratorias y el otorgamiento de las 20 mil visas anuales, la reanudación de las conversaciones sobre la indemnización de las propiedades confiscadas por la revolución, entre otras.

El régimen cubano de seguro esperará que Biden inicie el acercamiento, aunque ya Díaz-Canel expresó su disposición al diálogo. La Cumbre de las Américas de 2021, a celebrarse en los EE.UU., se convierte en un marco propicio para ello. “Cuba está cambiando”, aseveró un reciente informe titulado: “The United State and Cuba: A new Policy of Engagement”. La Oficina para Asuntos América Latinoamericanos en Washington (WOLA) y el Centro para la Democracia en las Américas (CDA), saben que EE.UU. puede tener una influencia positiva en este cambio.

Eddy Delgado

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