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Editorial: Las aspiraciones del régimen cubano en tiempos de Joe Biden

¿Qué papel jugarán los sindicatos, organizaciones, plataformas, y partidos independientes en este posible acercamiento? ¿Abogará el presidente Biden, en sus diálogos de acercamiento con el gobierno de Cuba, por un reconocimiento democrático e inclusivo de un sector poblacional de oposición, cada vez más numeroso, vulnerable y discriminado?

Imagen tomada de Havana Time

El gobierno de los Estados Unidos de América tiene un nuevo presidente. Es el cuadragésimo sexto (46) de su historia, y está encabezado por el demócrata Joe Biden, del Estado de Delaware. Muchos retos tendrá que asumir el nuevo inquilino de la Casa Blanca, dentro de los que podemos mencionar: la pandemia del coronavirus, las detracciones de la clase más conservadora de la nación, la resolución de los conflictos bélicos en que se encuentra envuelto los EE:UU por el mundo, el reposicionamiento de acuerdos económicos y climáticos de alcance global, etc. Pero sin lugar a dudas, el «tema Cuba» es uno de los que más expectativas tienen a ambos lados del Estrecho de la Florida, y en otras latitudes del mundo.

El gobierno cubano aspira a un deshielo de las relaciones bilaterales entre ambos países. Pretende retomar el curso de la era Obama, en cuya administración se produjeron los más cercanos lazos entre un lado y otro, que por más de 100 años han estado en posiciones opuestas y de conflicto.

El régimen que encabeza Miguel Mario Díaz-Canel Bermúdez aspira a un reconocimiento de su “estatus democrático, soberano” y de “autodeterminación” en sus asuntos internos. Tal cual se discutió, durante el gobierno de Obama, en reuniones del más alto nivel, que tocaron asuntos de interés mutuo, y en el que no dejaron de discutirse, además, las cuestiones más ásperas que dan sentido a sus diferencias.

Pero es importante aclarar que las condiciones, aunque parecidas, no son las mismas de cuando se produjo el primer acercamiento. En primer lugar, ese primer roce se dio en un contexto político en el cual aún existía un heredero de la dinastía castrense al mando directo de Cuba (Raúl); mientras que ahora es otro presidente (no Castro) el que estaría mediando ese posible acercamiento. También hay que analizar que no existía un factor global mediando en el contexto de determinaciones, como lo constituye hoy la pandemia global de Covid-19.

No obstante, hay varios factores comunes a tener en cuenta. En primer lugar, Joe Biden conoce a la perfección cada paso dado por su fórmula de gobierno para posibilitar un futuro y posible acercamiento. En segundo lugar, este presidente buscará la forma de agradar a los sectores económicos que fueron privados de su anhelo de acercamiento a la economía cubana, y que para él son sinónimo de votos electorales para una futura reelección en 2025. Y finalmente, porque como presidente católico al fin, puede ser influenciado en gran medida por las opiniones de diálogo y entendimiento que le pueda hacer, como en la era Obama, el papa Francisco, desde el Vaticano.

En otras palabras, de darse esas condiciones, para nada despreciables en teoría, puede producirse un cambio de rumbo en la política de Washington hacia La Habana. Ello implicaría un nuevo “reconocimiento” que conllevaría a la apertura de las respectivas sedes diplomáticas y oficinas consulares, enfriadas con la presidencia de Donald Trump.

Con ello, el régimen de La Habana aspirará a retomar el rumbo de la diplomacia entre ambos países. Ello implica demandar: la entrega del territorio de la Base Naval de Guantánamo, la eliminación de Cuba de la lista de países patrocinadores del terrorismo internacional, el fin del embargo económico-comercial-financiero, y el fin de las “agresiones” nacidas de «la subversión político-ideológica».

Cabría preguntarse, ¿qué papel jugarán los sindicatos, organizaciones, plataformas, y partidos independientes en este posible acercamiento? ¿Abogará el presidente Biden, en sus diálogos de acercamiento con el gobierno de Cuba, por un reconocimiento democrático e inclusivo de un sector poblacional de oposición, cada vez más numeroso, vulnerable y discriminado? Esperemos a que el Dios Cronos se encargue de demostrar qué rumbo tomará la historia en este sentido y si será positivo para el pueblo cubano.

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