Cuba enfrenta, como todo el mundo, una desfavorable situación epidemiológica en cuanto a la actual pandemia de Covid19. La ciudad de Holguín, en el oriente cubano, no está ajena al problema. Esta situación se agudiza día a día, fundamentalmente porque el gobierno no se ha ocupado eficientemente de paliar la escasez imperante en la Isla.
Al existir poca oferta en los establecimientos comerciales y gastronómicos, se aglomeran las personas, exponiéndose al contagio y arriesgando su salud; motivados principalmente por la necesidad que tienen de llevar algún tipo de alimento a sus hogares. El gobierno no desarrola una estrategia certera para abastecer dichas entidades. Se posibilita que se abra una puerta al desarrollo del mercado negro, que somete los bolsillos de la población más vulnerable con sus precios exorbitantes.
¿Tomará conciencia y cartas en el asunto, de una vez, el gobierno cubano para contener la propagación de este virus mortal? ¿Por qué no asume su responsabilidad en este desastre y garantiza los alimentos básicos necesarios para la supervivencia del pueblo? ¿Por qué se muestra incapaz de lograr el necesario aislamiento social que se quiere?
Si salir a la calle es un riesgo mortal que asumen conscientemente los cubanos para procurarse el sustento diario, también lo es acatar la consigna que promulgan los medios oficialistas de quedarse en casa. La inoperancia del Estado es, en sí misma, una sentencia de muerte.







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