Imagen tomada de Diario de Cuba
En marzo de 2003, la sociedad civil cubana sufrió uno de sus más tristes capítulos: la Primavera Negra. La ola represiva desatada por el régimen está considerada el mayor ensañamiento contra oposición cubana desde abril de 1961. Los encarcelados y condenados en juicios sumarísimos, contabilizaron 75, con 3 fusilados que fueron los autores del secuestro de la mítica lanchita de Regla.
Algunos escépticos todavía creen que el origen de aquellos sucesos estuvo asociado a las amenazas de George W. Bush contra Sadam Hussein. Sin embargo, no fueron más que pretextos empleados por Fidel Castro para justificar su fulminante represión, mientras que los norteamericanos se sumían en una guerra contra el terrorismo islámico.
Los sucesos iniciados con la detención del rapero Denis Solís y el acuartelamiento del Movimiento San Isidro (MSI), desataron una serie de incidentes que todavía no han concluido y bien pudieran vaticinar el origen de otra Primavera Negra.
Posterior al 27-N, sobrevino la concentración en la sede en el Ministerio de Cultura (MINCULT) de 500 artistas, periodistas y activistas, para pedir un grupo de reformas que giraban en torno a la libertad de expresión, reunión y manifestación. Más adelante, los animalistas solicitaron, frente al Ministerio de la Agricultura, la definitiva Ley de Bienestar Animal. A ello se suman: el sabotaje al intento de diálogo en enero con los artistas, las manifestaciones de repudio en toda la isla contra las tiendas en MLC y la escasez de alimentos y medicamentos, el atrincheramiento de las 4 madres que solicitaban locales dignos para sus hijos, la huelga de hambre de los miembros de la Unión Patriótica de Cuba (UNPACU), el estallido social de San Isidro, etc.
Las detenciones arbitrarias, el hostigamiento hacia activistas, artistas y periodistas, las brutales detenciones contra los miembros de la sociedad civil, las elevadas multas y los constantes decomisos a cuentapropistas, crecen a la par que se convierten en algunas de las medidas emprendidas por las autoridades para mantener en un yugo las libertades civiles. Hoy en día la policía política sabe que el pueblo está perdiendo el miedo y por ello se esmera en innovar sus métodos, en infiltrar agentes, en desunir, difamar y amedrentar (incluso públicamente) a la oposición, así como en “silenciar” las redes cada vez que se da un incidente para evitar su divulgación.
Sucede que, si bien en 2003 la atención mundial estaba concentrada en los bombardeos a Bagdad, en la actualidad, el creciente aumento de medios alternativos al oficialismo ha posibilitado denunciar con antelación como el Estado ha emprendido su cacería de brujas, en respuesta contra quienes piensan diferente, utilizando la pandemia como pretexto.
La Primavera Negra de 2003, resquebrajó la reputación de la isla. Entonces, buena parte de la izquierda e intelectualidad del mundo se distanciaron entonces del castrismo. A partir de ese momento, la dictadura tuvo que lidiar con la disidencia interna, tragar buches amargos con el periodismo independiente y enfrentar el naciente movimiento de las Damas de Blanco. Hoy en día, similares acontecimientos significan retroceder y acrecentar aún más las brechas y denuncias en materia de derechos humanos.
Comentario