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Algunos decepcionados y otros indiferentes, los cubanos asistimos en las últimas semanas a la disputa entre los protagonistas del tema musical “Patria y vida”, que tanto bien ha hecho. Se trata de un asunto, ya esclarecido, relacionado con la repartición de los beneficios de derechos de autor.
La polémica ha resucitado el fantasma de una palabra que se puso de moda en Cuba a finales de la década de 1970: pacotilla. En sentido general, esta palabra se refiere a una mercancía de escaso valor, algo por lo que no tiene sentido preocuparse. Y por extensión, aunque la mercancía tuviera un valor notable, se considera que una mentalidad es pacotillera cuando soslaya presupuestos éticos que le impidan apreciar actos y consecuencias en circunstancias que trascienden el ego.
En 1979, después de casi veinte años de incomunicación y desprecio, los otrora llamados “gusanos” emprendieron el camino de regreso (de visita) convertidos en “mariposas”. Se inauguraba la vía más explotada para el sostenimiento de la isla a través de las remesas familiares, el comercio con los sentimientos como moneda de cambio.
Con las visitas de Miami se establecieron nuevas tiendas en los hoteles, aledañas a las tiendas “nacionales” repletas de suvenires criollos que nadie compraba. Una vergüenza de segregación evidente. Las nuevas tiendas estaban abastecidas con lo deseable y lo inimaginable, pedazos de capitalismo guardados bajo la manga. Les llamaban las “tiendas de la baba”, porque mientras los de Miami se despachaban escogiendo, los residentes la pasaban con la boca abierta por el asombro, el olor y la ansiedad.
De buenas a primeras, todos en Cuba tenían ropa “de marca” y calzaban zapatillas Adidas o Nike y olían a Paco Rabanne. De trasfondo, una paradoja significativa: la pretendida reunificación familiar provocó que no pocas familias se fragmentaran aún más para beneplácito del gobierno cubano. Fue entonces que la palabra “pacotilla” ilustró el motivo de la nueva escisión. Las libras de sobrepeso en el equipaje no alcanzaban para satisfacer a familiares y amigos. Siempre había alguien que quedaba fuera de la repartición. Hasta los que se habían separado por diferencias ideológicas acudían a buscar lo suyo y salían murmurando, Toda una historia de mezquindad que contrasta mucho con la natural gentileza de la idiosincrasia cubana.
La escasez rampante hizo que la pacotilla se volviera común y la palabreja perdió prenda. Las conversaciones habituales se ocupaban solamente de la telenovela brasileña de turno y de “lo que me trajeron” o de “lo que le trajeron”. Más adelante se levantaron las restricciones de viaje y los cubanos se desperdigaron por el mundo. Las transacciones dejaron de estar monopolizadas por los residentes en Miami.
Cuando una palabra termina siendo parte del argot cotidiano, significa que se ha desarrollado una mentalidad afín. Es común entonces que deje de llamar la atención sobre aspectos preocupantes de la realidad. Lo mismo pasó con el despectivo “jinetear”, casi un elogio cuando sus actores y actrices se convirtieron en sostenes económicos de sus hogares. Muy patético y sintomático el chiste popular que hablaba de una niña que quería ser “jinetera” cuando fuera grande, tal era el panorama en el que estaba subsumida.
Muchos de los tropiezos de la sociedad cubana hay que buscarlos en esa mentalidad pacotillera impuesta por la miseria. Una mentalidad así puede estar interesada en avanzar, pero lleva el lastre del egoísmo propio de los que no tienen asegurado el mañana. Perdonable, pero educable, reconociendo primero que no es autóctona. Es la única manera de paliar la decepción cuando personas relevantes quiebran su hucha en público para que broten de ella los sapos y culebras de su mezquindad.
Ahora el cantautor cubano Descemer Bueno, además de su demanda contra Gente de Zona y Yotuel Romero, todos enrolados en lo bueno y lo malo de “Patria y vida”, anunció un nuevo tema musical: “Libertad y amén”. Puede que guste. La música que hace mover las caderas no está vinculada necesariamente con las neuronas. Es así como deviene intrascendente el significado de palabras sagradas tales como libertad. La mentalidad pacotillera las vende como trapos de cocina.
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