En el año 2005 Fidel Castro emprendió la llamada Revolución Energética. El objetivo era sacar a las mujeres amas de casa de las cocinas de leña y de carbón; por lo que se llevó a cabo la electrificación de las zonas más apartadas y recónditas de país. Dicho proyecto no tuvo el éxito pregonado por el régimen, pues en la actualidad hay muchas comunidades en todo el país donde sus residentes aún viven sin electricidad.
El único efecto que se pudo ver de la llamada Revolución Energética, fue que muchas familias dejaron de cocinar con carbón y leña; comenzando a utilizarse las cocinas eléctricas vendidas por el régimen. Pero esa medida tuvo un efecto limitado en el tiempo, porque luego se creó el problema de la falta de abastecimiento en piezas de repuesto para sostener esa “iniciativa comunista”.
La crisis actual ha hecho que todo eso se revocara, y que las familias cubanas retrocedieran nuevamente a los años 90. La falta de fogones eléctricos y de inducción en las tiendas, sumado a los elevados precios de la electricidad ha conllevado que la mayoría de las familias cubanas se hayan visto obligadas nuevamente a cocinar con carbón y leña.
Encendedor rústico; resultado de la inventiva de los cubanos por los años 90. Hoy se hace ver nuevamente en los hogares debido a la escasez de fósforos y fosforeras. Este artefacto se utiliza para encender el carbón, la leña para cocinar, y las lámparas de queroseno para alumbrarse en las noches.
Anciana usando una lámpara rústica para alumbrarse debido a que no cuenta con luz eléctrica en su vivienda, ni con otro artículo como puede ser una moderna lámpara recargable.
Hornillas rústicas de carbón, improvisadas por muchas familias para aliviar los estragos causados por los altos precios de la electricidad impuestos por el gobierno. A esta alternativa ha tenido que acudir la mayoría de la población cubana en los últimos meses.
Algunas familias cocinan sus pocos alimentos, e incluso calientan agua para bañarse, usando el carbón vegetal. Muchas veces este producto es manufacturado por miembros de las propias familias, donde algunos por primera vez se han visto obligados a realizar la elaboración del carbón vegetal para la cocción de sus alimentos.
Saco de carbón vegetal que ha llegado a tener altos precios en el mercado informal, por su demanda; ya que el régimen no lo oferta en ningún sitio a precios módicos, ni facilita otras formas más cómodas y asequibles de cocción. El precio de un saco de carbón está rondando los $250 CUP, (equivalente a $10.41 dólares respectivamente).
Precaria situación de una familia que se ve obligada a ir a la costa a cazar cangrejos por no tener otro alimento que comer. Además, cocinan en una fogata en el suelo, hecha con leña y cortezas de cocos, porque no tienen facilidad de acceso al saco de carbón vegetal por su elevado precio. Cocinas rústicas de leña, perteneciente a una familia que no tiene fluido eléctrico en su vivienda. Quienes afirman no haber cocinado con carbón desde hace muchos años; sino que lo hacen con madera cortada en los campos y montes cercanos.
Se muestra cómo una familia de escasos recursos, obligados por las necesidades y la escasez, utiliza un tanque en desuso y lo habilitan como fogón rústico para cocinar con leña; debido a que no pueden pagar el saco de carbón por su alto valor. Tampoco pueden costear la tarifa de electricidad si cocinaran con la hornilla eléctrica.
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