Cuba te Cuenta

Ozonoterapia

¿Cómo juegan los niños ahora? A veces, algunos se sientan en el muro de mi puerta y los escucho. Juegan a las adivinanzas, tratan de aventurar cuál de ellos se irá primero del país.

Amanece uno de esos días del tímido invierno cubano. Andando hacia el policlínico, el ánimo y la aprensión convierten el frío en desamparo.

Los niños absorben la atención. Van encogidos a la escuela. Parecen muñecos de trapo, abrigados con prendas sin consenso de colores, que cubren con el uniforme obligado. Es la mañana ideal para permanecer en cama. Las madres los acompañan rezagadas. Un barrio y una escuela marginales, donde todo parece vecino. Las madres se han colocado la bata de casa por encima de la ropa de dormir, pantalón y enguantada. Los pies con calcetines y chancletas, porque el frío “entra por los pies”, según tradición. Acompañan a sus hijos como si cambiaran de habitación dentro de la casa.

No hay casas en este barrio. Solo cuartos de antiguas casas divididas. Cuartos deteriorados que dejan entrar el frío nocturno como si fuera su inquilino. Los niños y las madres se agrupan frente a un carrito frente a la escuela. El desespero de los niños por comprar las chucherías que vende el dueño del carrito, indican que no hubo desayuno en casa. El pan de la cuota, a lo sumo, si no fue la merienda el día anterior. Los niños compran y el dueño del carrito suena la campanita para anunciar que espera.

Más adelante me cruzo con Pedro, el barrendero. No habla con nadie. Saluda con la mano o con un gesto de cabeza. O no saluda. Su cojera es evidente. El modo en que arrastra la pierna izquierda hace pensar en un accidente. Su carrito de la basura es manufactura de barrio. Un tanque recortado dispuesto sobre una armazón de cabillas. El rodamiento, cuatro cojinetes, muy recurridos por los niños para fabricar chivichanas. Ya los niños no juegan con chivichanas. ¿Cómo juegan los niños ahora? A veces, algunos se sientan en el muro de mi puerta y los escucho. Juegan a las adivinanzas. Tratan de aventurar cuál de ellos se irá primero. Del país. Comentan las últimas muertes de balseros. Al menos ellos viajarán legalmente cuando sean reclamados por sus padres. Se extrañan sus gritos.

Pedro… Es puntual y minucioso. Deja su carrito parqueado bajo un árbol mientras amontona la basura. No se limita a pasar el escobillón por la cuneta. Limpia y parece buscar. Acumula lo que puede aprovecharse o reciclarse. ¿Quién puede vivir de su salario si es barrendero? Quizás venda también lo reciclable que encuentra. Antes tenía un perro que lo acompañaba; pero el perro desapareció y es imposible saber cuándo. El alto de la pandemia ha obligado a resetear la memoria. Y entre las opciones para recuperar archivos, es difícil que alguien escoja el de un perro callejero.

La calle del policlínico es más transitada. Bicicletas, motorinas y coches tirados por caballos. Solo los caballos parecen vivos en su esfuerzo mañanero. Resoplan y tiran y avanzan. Si no fuera por los latigazos que reciben, sería envidiable su capacidad para dejar a un lado la miseria sin inmutarse. Pasar de largo frente a la tapia donde se lee con letras descoloridas: “Nos une el barrio”. Una tapia que amenaza derrumbe, pura vejez y descuido.

Un ala del policlínico es área de vacunación. Han aumentado los contagios. Hay miedo y descuido. Los retazos de conversaciones hablan del peligro y de la generosidad del gobierno. Antes de inmunizarse contra el coronavirus, la gente se inmuniza contra delatores, como si temieran que un exabrupto político los dejara sin vacuna. Uno repite en la mañana la Mesa Redonda de la tarde anterior. Otro vio el programa Hacemos Cuba. Si aprueban el nuevo Código de las Familias, el primer apellido que lleven los hijos será un acuerdo entre los padres. De lo contrario, decidirá el azar, una moneda lanzada al aire. Es discriminatorio que el primer apellido sea siempre el paterno. ¿Y acaso el azar no es discriminatorio? Decidir es discriminar. Mejor sería que los niños no tuvieron apellidos hasta que su razón decidiera. Que Pepe fuera Pepe hasta la mayoría de edad. En medio de una crisis, huele a cortina de humo.

El departamento de ozonoterapia está vacío. No hay servicio. La enfermera tiene una reunión. Lo agradezco. He venido a regañadientes. La doctora me había dicho que el tratamiento “era un cañón”, expresión cubana para significar que es muy bueno, que destruye todo mal. Casi un versículo bíblico, vamos. Puse mis objeciones, porque fui por un tratamiento de ozono local, por una llaga, y la doctora se refería a la vía rectal, más directa (sin dudas) y más efectiva (no lo sé). Una metáfora exquisita para referirse al tratamiento rectal.

La enfermera, muy dispuesta. Su trabajo diario es introducir mangueras y colocar “jabitas”. El paciente lleva su jaba de shopping, la enfermera comprueba que no tenga agujeros utilizando el ancestral método de soplar y cerrarle el cuello, y luego hace que el paciente introduzca su extremidad dañada en la jaba, atándola con una banda elástica. Luego, una manguera fina entre el elástico y la pierna y enciende un aparato que transmuta el O2 en O3. A discreción de su talento. Retorna uno con la pierna envuelta en una jaba inflada. “Están vendiendo jamón pierna en la placita”, respondo cuando preguntan. El tratamiento rectal no deja señales visibles. Solo cierto escozor y el deseo inobjetable de salir corriendo.

En el regreso no se siente frío. Los caballos siguen tirando de los coches y la tapia aún no se ha derrumbado. Pedro terminó su faena en nuestra calle y los niños ya están en clases. La escuela tiene el rumor de una colmena, interrumpido de vez en cuando por el grito de una maestra que no desayunó. Me quedo solo en casa, entre gatos que dormitan, indiferentes a la cuestión de los apellidos parentales. Ellos sienten el humo y se van al techo.

Tony Pino

Técnico Medio Nuclear. Trabajó como profesor en el Politécnico de la Central Electronuclear, en Cienfuegos. En 1990 fue separado del magisterio por cuestionamientos políticos a la viabilidad de la construcción de una planta nuclear en Cuba. Fue jubilado por enfermedad en 1992.

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