La historia de Omar Quintero Montes de Oca, ha conmovido a Cuba. Es digna de admirar su actitud frente a las adversidades que atraviesa junto a su familia. A su hijo Lázaro Quintero Bermúdez le diagnosticaron cáncer en el mediastino y le dijeron que solo viviría un año. Desde entonces, ha vivido diez más. Ahora tiene 36.
El muro de contención de la ciencia hizo que Omar recurriera a su fe. Solo el amor de un hijo puede inspirar un desafío como ese. Omar hizo la promesa de viajar desde su casa en Marianao, La Habana, hasta el Santuario Nacional de la Virgen de la Caridad del Cobre, en Santiago de Cuba. Es un recorrido frecuente para los cubanos, devotos o turistas, que viajan hasta el oriente de la isla como peregrinos. Solo que, en este caso, Omar prometió hacer el recorrido caminando.
Omar partió de su hogar el 15 de enero, empujando un carrito donde lleva una imagen de la Virgen de la Caridad del Cobre. La noticia se hizo viral en las redes. Hasta los medios oficiales han replicado la aventura de Omar. Así, el diario espirituano Escambray publicó un trabajo sobre el que todos llaman “el Pagador de Promesas”, evocando una popular telenovela brasileña. También lo hizo Cubadebate.
‟Mi hijito era un muchacho fuerte, bello. Le gustaba hacer ejercicios y un día comenzó con un dolor. Pensamos que era propio de esas actividades. Al hacerle la placa, le encontraron el tumor”, declaró Omar al citado diario; pero Lázaro no se ha curado. Por eso Omar decidió no esperar para “cumplirle” a la Virgen: “Apenas puede caminar porque se cansa mucho. Duerme sentado. Me da lástima conversar con él porque se siente mal. Sigue con radiaciones; pero quimioterapia no. Además él tiene también sus santos que le ayudan”, dijo.
Son más de 900 kilómetros los que debe recorrer Omar (que tiene 56 años) para llegar a su destino y cumplir su promesa. En su momento, estas manifestaciones de la fe popular fueron opacadas por el gobierno revolucionario. Nunca fueron prohibidas, no hubo ley al respecto. Pero el cierre de los colegios religiosos y el sesgo marxista impuesto a la educación, dio al traste con la práctica de los rituales de fe, considerados entonces como mera superstición. La práctica religiosa, sobre todo la de los cultos sincréticos, quedó relegada a la intimidad de los hogares y a determinados santuarios.
Pero la fe de los pueblos es algo difícil de eliminar. Si se coarta la práctica religiosa, las estrecheces que viven las personas la trae de vuelta. Desde luego, no puede decirse que el hecho de ser permitida signifique que el gobierno lo mira con simpatía. El gobierno permite lo que le conviene. Y es conveniente que cuando las necesidades aprietan, la gente se vuelva hacia lo divino, pues lo divino, se supone, calma los ánimos e inspira paciencia.
Lo religioso también incentiva la camaradería. Por eso el gobierno observa con cautela sus manifestaciones. Esta noticia en un medio oficial, es una llamada de advertencia. Algo similar sucedió después de la visita del Papa Juan Pablo II a Cuba en 1998. Entonces volvieron a autorizarse las procesiones religiosas, que se realizaron bajo vigilancia por temor a que el pueblo, agobiado por la miseria del período especial, aprovechara el momento para protestar contra el gobierno.
Omar no ha hecho declaraciones políticas. Las personas han apreciado su gesto de fe, su voluntad férrea de cumplir su promesa a lo divino, al poder que está por encima de los poderes terrenales. Y como hombre de fe, está sobre todo agradecido. El eco y la acogida recibidos, son para él una “lluvia de bendiciones”. Contaba con sus solas fuerzas para la caminata. La ayuda es un regalo y la certeza de que la Virgen lo mira complacido.
La fe es un fenómeno complejo, muy ligado a las historias personales y también a la historia de las naciones. Desde la Guerra de Independencia, nuestros mambises se encomendaban a la Virgen de la Caridad del Cobre. El propio Carlos Manuel de Céspedes, Padre de la Patria, se inclinó para rezarle antes de empezar la contienda. Y fueron los veteranos quienes, en 1915, escribieron al Papa Benedicto XV pidiéndole que la declarara Patrona de Cuba, lo que tuvo lugar al año siguiente.
El pueblo cubano es muy devoto de la Virgen en sus diferentes advocaciones, católicas o sincréticas. Por eso ha tenido tanta repercusuión el caso de Omar Quintero, ayudado por su visibilidad en las redes. La Iglesia Católica, a la cual pertenece el santuario destino de la peregrinación de Omar, ha estado presente en la vida social, económica y cultural de Cuba, herencia de la colonización española. Sin embargo, como se comentó más arriba, perdió privilegios e influencia después del triunfo de la Revolución. Muchos sacerdotes y creyentes fueron encarcelados o expulsados del país. Las tristemente célebres UMAP (Unidades Militares de Ayuda a la Producción), no solo estaban destinadas a los homosexuales que debían ser “reformados”, sino también a los creyentes. Un contrasentido. Fidel y Raúl Castro y otros líderes de la Revolución habían sido educados en colegios religiosos.
Todavía le falta camino por recorrer a Omar Quintero. Y lo único que puede asegurar es que cumplirá su promesa: ‟Voy a llegar. No sé si de rodillas o con las manos; pero lo haré por mi hijo y por todos los enfermos de cáncer del mundo. Hay que vivirlo para saber la crueldad de una enfermedad que puede afectar a cualquier persona”, dijo al diario Escambray.
Hechos y noticias que hacen reflexionar. Solo basta tener un poco de fe para creer que todo es posible. Mantenerla en medio de la tempestad es lo difícil. Por eso debemos aferrarnos a ella, como lo ha hecho Omar, quien solo pide el milagro de la sanación de su hijo. Sin importar la creencia, la fe está por encima de todo. A su paso, cada miembro de la multitud pide su propio milagro.
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